¿Se puede vivir en un mundo en el que la mentira sea moneda común entre nosotros? No parece posible. La historia del ruso y el tártaro nos lo dice a las claras.
Un ruso tenía un caballo cojo, que pretendía vender al tártaro. Después de muchos regateos, el tártaro llegó a comprarlo por cincuenta rublos.
Un ruso tenía un caballo cojo, que pretendía vender al tártaro. Después de muchos regateos, el tártaro llegó a comprarlo por cincuenta rublos.
Un mujik (campesino ruso), que oyó todo el regateo, después de la compra dice al tártaro:
-Te ha engañado: el caballo es cojo.
-Lo sé -contesta el otro-, yo mismo le clavé una espina en la pierna para que así me lo diera más barato.
El campesino corre al vendedor y le cuenta lo que ha hecho el otro.
-¿Te crees tú que no lo noté? Pero me alegré, porque el caballo es cojo de nacimiento.
El mujik corre otra vez al tártaro, y le refiere la astucia del ruso. Monta en terrible cólera:
- ¿Cómo puede soportar la tierra estafadores de tal ralea? ¡Y yo que casi me reprochaba de haber pagado el caballo con dinero falso!
Cfr. T. Tóth, Venga a nos el tu reino
jajajajaja
ResponderEliminarComo la política misma.
ResponderEliminarDesgraciadamente se da no solo en la política sino en todos los estamentos sociales. Tras la crisis económica hay una grave crisis de valores morales. Uno de ellos es la veracidad.
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