Dionisio I de Siracusa |
Dionisio I de Siracusa se tenía, entre otras cosas, por excelente poeta, cosa que suele ocurrir a no pocos mortales. En cierta ocasión quiso leer sus versos a un auténtico vate llamado Filoxeno. No acabó de gustar al tirano la crítica a que sometió su producción literaria y por aquello de que «aquí mando yo», cosa muy propia de un tirano, lo hizo encarcelar sin más explicaciones.
Pasados unos días, produjo nuevos versos, y ardía en el deseo de conocer el parecer del poeta. Lo sentó a su mesa, una vez conducido a su presencia por los guardias, y le leyó sus rimas. Filoxeno, por todo comentario, se limitó a decir a los guardias que le habían acompañado:
- Devolvedme a la prisión.
- Devolvedme a la prisión.
Cfr. V. Vega, Diccionario ilustrado de frases célebres
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